El Uno de Mayo cayó en Martes


La concentración/asamblea que Martes al Sol celebramos todos los primeros marte de mes, este de mayo coincidió con el 1 de mayo, día del trabajo o de los trabajadores y trabajadoras. Curiosamente, y pese a los temores a la hora de mantener la convocatoria, estuvo más concurrido de lo habitual. Acudieron jóvenes de la Red de Autodefensa Laboral y del Gaztetxe para contarnos de sus precariedades laborales, los unos, y las otras, de como esa precariedad laboral se extiende a todos los aspectos vitales, entre otros al de la vivienda y los espacios de encuentro y ocio.

Seguramente buena parte de ellos no habrían participado de las convocatorias sindicales de la mañana, a las que quizás vean como ajenas, como algo de un mundo que no es el suyo y -por más voluntad que haya en las organizaciones convocantes de abarcar los problemas de toda la sociedad, también los suyos- como algo que no va con ellas: muy poco en los contenidos, y nada en las formas.

No les falta razón. Incluso buena parte de quienes participamos en esas convocatorias “oficiales” vemos sus muchas deficiencias y su desconexión de la vida real, de la situación real, de los problemas reales. Siendo actos que tuvieron sentido en un mundo pasado en el que participamos nos cuesta desprendernos de ellos, agarrándonos al débil razonamiento de que no convocar y participar es peor que el hacerlo, lo que puede ser verdad, pero no deja de ser una verdad sin empuje, que todavía ahonda en la desconexión de esas convocatorias.

En la presencia en Martes al Sol ambos grupos señalaban algunos problemas de interés.

La Red de Autodefensa Laboral apunta al tema de la precariedad extrema en el mundo laboral, que difícilmente va a resolverse solo en su interior. Si la precariedad ha de ser combatida y resuelta por las personas precarias difícilmente va a resolverse por los cauces a que ha sido conducido el actual sindicalismo en sus métodos de presión: huelga legal, preavisada y sin que el rabillo del ojo deje de estar atento a los guiños de negociación. Dada la debilidad de su situación ese proceso difícilmente iba a ir más allá de la fase del preaviso. Necesitan otras formas de actuación. Parecen buscarlas intentando tejer socialmente las solidaridades que no pueden lograse en los centros de trabajo -en esa situación de precariedad laboral, de permanentes entradas y salidas e indefensión- lo que les obliga a buscar otras formas de actuación y presión; las que pueden. Su aparición y sus esfuerzos, con alguna consecución importante es más que saludable.

La gente de los gaztetxes señala al problema de la vivienda, irresoluble, como otros muchos, dentro de la “economía de mercado”. En su intervención hablaron también de la creación de un banco de alimentos propio, que denunciaría el problema de la alimentación. Vivienda y alimentación forman parte de las necesidades básicas, y también su denuncia es muy saludable. La denominada “economía de mercado”, en su fase actual bien pudiera calificarse de “economía del robo y el crimen organizado” e, insisto, convierte la satisfacción de necesidades básicas en misión imposible. Es lo que viene haciendo desde hace mucho tiempo en la mayoría de las zonas del planeta, pero no le basta; atrapada en su lógica de la competitividad, para mantener los incrementos de acumulación de capital necesita fagocitar y convertir en beneficio la totalidad de facetas de la vida de toda la humanidad. Viene directamente a por nosotrxs. Y es algo que no se va a arreglar solo por medo de políticas sociales asistencialistas. Por más que creciera el asistencialismo, la voracidad de los mercados lo va a hacer a velocidad mayor, pero es que, además, también va a ir comiéndose las posibilidades de asistencialismo. Alimentación, vestido, vivienda antes se satisfacían en una relación casi directa entre quien los producía y quienes los necesitaban; otros bienes básicos como energía, transportes, comunicaciones… eran directamente de propiedad pública. Hoy todo pasa por un mercado en poder de un reducido número de macroempresas, que ha desligado competitividad de competencia y los bienes producidos de la satisfacción de necesidades. Sin una intervención pública y social que embride la “democrática” libertad de mercado nuestras sociedades no tienen solución.

Esa concentración asamblea de Martes al Sol con que cerramos el 1 de mayo fue muy enriquecedora. Puede ser que nuestras propuestas sean todavía muy parciales e insuficientes, y que también lo sean nuestros mecanismos de actuación, pero lo que no podemos dejar de hacer nunca es de señalar y tratar de afrontar los problemas.

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