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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Inocentada

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El Gobierno plantea un aumento del Salario Mínimo Interprofesional del 4% en 2018, con lo que se quedaría en unos 736,01 € mensuales, en 14 pagas. Cuando el salario medio está bajando, cuando afrontamos una vergonzante brecha salarial entre hombres y mujeres, cuando en las empresas aumentan escandalosamente las diferencias salariales entre altos cargos y las plantillas (según Intermón-Oxfam, los altos directivos del IBEX-35 cobran de media 207 veces el sueldo mínimo de su empresa), cuando el trabajo a tiempo parcial (involuntario y feminizado) ya está provocando que se normalicen los salarios por debajo, incluso, del exiguo actual Salario Mínimo Interprofesional, cuando tener trabajo no garantiza necesariamente salir de la pobreza, cuando caen las cotizaciones a la Seguridad Social … llegadas estas fechas, podríamos catalogar a la medida como de auténtica “inocentada”.

La crisis de la que "hemos salido"

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El cinco de diciembre, primer martes de mes, martes entre puentes, Martes al Sol, celebramos nuestra anual cena pobre. Las cosas van cambiando, y seguramente mucho, pero la pobreza y las desigualdades se mantienen y normalizan. Todos los parámetros macroeconómicos están mejorando, indicando que estamos “saliendo de la crisis”. De la crisis salen las cotizaciones del IBEX, los beneficios de las grandes empresas y puede que una parte, la bien posicionada, de nuestra sociedad; pero esas mejoras afectan poco o nada a un sector amplio hundido en la pobreza y la exclusión, al contrario indican su carácter estructural, y se hace más indigna y denigrante en medio del Black Friday, bombillas de colores y Reyes Magos y Olentzeros. Nuestra sociedad es una fiesta continua y todas las autoridades se encargan de alentarlas; el diez o veinte por ciento de pobreza severa no es más que un daño colateral; unos pasan por encima de ella como elefantes en una cacharrería y otros como entr

Pobrecitos los pobrecitos

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Vivimos imbuidos por el espíritu del beneficio. No me refiero al infinito beneficio empresarial, tan reprobable tanto en cuanto más palpable se hace la miseria por todos los rincones del planeta. Me refiero al beneficio económico personal, ese que se lleva por delante cualquier mecanismo crítico, si es que nos queda algo de eso, a la hora de enfrentarnos al consumo. Si es barato lo compro, y si lo puedo conseguir más barato, aún a costa de desplazamientos y molestias varias, no dudaré en hacer frente a las adversidades para conseguir mi objetivo. La oferta, el low cost, el chollo que no puedes dejar pasar, se ha convertido en el caballo de troya a través del cual, llegaremos con un carro lleno de objetos inútiles y una enorme sonrisa, a ser testigos de nuestra propia extinción.